La correcta preparación de la superficie del molde es esencial para garantizar un desmoldeo eficiente y un acabado de calidad en aplicaciones epóxicas. Independientemente del tipo de molde, es fundamental que este esté limpio, seco y libre de cualquier contaminante antes de su uso.
Para moldes con áreas planas, formas regulares y accesibles:
Se recomienda emplear un desmoldeante en crema, como Desmoldeante Colrepox C-10. Este producto se aplica con un paño o tela sobre la superficie del molde en dos o tres capas. Una vez secas (aproximadamente 30 minutos), cada capa debe ser pulida con una tela de lana suave hasta lograr un brillo homogéneo. Es crucial evitar excesos de producto, ya que estos podrían transferirse a la pieza final, dejando marcas o relieves indeseados.
En moldes con geometrías complejas, como ángulos cerrados, formas irregulares o áreas estrechas:
Se sugiere utilizar un desmoldeante líquido, como Desmoldeante Colrepox L-11. Su fluidez permite alcanzar zonas difíciles de cubrir manualmente. Sin embargo, dado que su capacidad de barrera es más limitada en comparación con las ceras en crema, se recomienda combinar ambos productos en áreas planas para optimizar el resultado.
Almacenamiento:
El almacenamiento adecuado de los desmoldeantes es clave para mantener su eficacia. Estos deben conservarse en sus envases originales bien sellados, asegurando un cierre hermético para evitar la evaporación de solventes. Un almacenamiento deficiente puede alterar las propiedades
del producto, comprometiendo su función como barrera de desmoldeo.
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